Cerrando la brecha: cómo la forense digital y la inteligencia pueden trabajar de forma más inteligente juntas

En las investigaciones de hoy, hay algo seguro: los datos están en todas partes. Cada teléfono incautado, computador portátil o cuenta en la nube guarda un potencial tesoro de información. Mientras los equipos de forense digital trabajan sin descanso para extraer y analizar esos datos para los tribunales, las unidades de inteligencia suelen estar a pocos metros, construyendo panoramas operativos e identificando amenazas.

¿El problema? Estos dos mundos no siempre se superponen tanto como deberían.

¿Oportunidades perdidas?

Los departamentos de forense digital están enfocados al máximo en la integridad probatoria, reuniendo pruebas que resistan en juicio. Ese trabajo es esencial, pero puede significar que patrones, asociaciones y pistas valiosas queden encerrados en expedientes mucho después de que pudieran haber marcado una diferencia operativa.

Mientras tanto, las unidades de inteligencia —en ámbitos como delincuencia grave y organizada, lucha antiterrorista y explotación y abuso sexual infantil— deben detectar riesgos temprano, mapear redes y dirigir recursos. Sin acceso oportuno y adecuado al alcance completo de los datos forenses, pueden estar tomando decisiones sin la imagen más clara posible.

Por qué sucede

• Prioridades distintas: los equipos de forense digital construyen paquetes de evidencia; los de inteligencia persiguen pistas.

• Silos de datos: los protocolos de seguridad y los límites legales pueden restringir lo que cada lado ve.

• Herramientas especializadas: muchas herramientas forenses requieren formación y pericia que los equipos de inteligencia no tienen.

No se trata de falta de voluntad; se trata de flujos de trabajo, modelos de acceso y tecnología que aún no alcanzan la necesidad de una colaboración segura y conforme a la ley.

Cómo se ve un buen enfoque

Imagina un ecosistema de evidencia digital e inteligencia: un flujo de trabajo conectado donde tanto la forense digital como la inteligencia trabajan sobre la misma base, respetando las salvaguardas legales y procedimentales.

En este enfoque:

• Los equipos de inteligencia pueden acceder y revisar de forma segura la evidencia digital relevante a partir de extracciones forenses sin comprometer la cadena de custodia.

• Los peritos forenses pueden enfocar sus esfuerzos con un contexto operativo más rico provisto por inteligencia.

• El acceso está cubierto por controles y protocolos estrictos: solo el personal autorizado ve el material pertinente, y toda actividad queda registrada y es auditable.

• El cumplimiento legislativo y procedimental viene incorporado, para no poner en riesgo la admisibilidad de la evidencia.

• Herramientas avanzadas pueden trazar asociaciones entre personas, objetos, lugares y eventos (POLE), sacando a la luz conexiones que, de otro modo, pasarían inadvertidas.

• Las prácticas operativas pueden compartirse entre departamentos, identificando objetivos que podrían aparecer en múltiples tipologías delictivas.

¿El resultado? Los casos avanzan más rápido, la evidencia es más sólida y los recursos se usan con mayor eficiencia, todo sin quebrantar límites legales o éticos.

Llevando la visión a la realidad…

No es una fantasía. Soluciones como Magnet Review ya están ayudando a cerrar la brecha al brindar a usuarios no técnicos —como oficiales de inteligencia e investigadores— un acceso controlado y basado en roles a la evidencia digital. Sin requerir formación a nivel de forense digital, pueden buscar, revisar e identificar material clave que orienta el rumbo de una investigación.

Combinado con herramientas como Griffeye Enterprise para un análisis POLE (personas, objetos, lugares y eventos) potente, las agencias pueden empezar a derribar silos manteniendo la integridad, la seguridad y la admisibilidad de los datos.

El efecto multiplicador

Cuando los flujos de trabajo de forense digital e inteligencia se conectan de forma segura y conforme:

• Las pistas se detectan antes.

• Disminuye la duplicación, liberando tiempo de los investigadores.

• Se acelera la identificación de ofensores, crucial en casos sensibles al tiempo.

• Mejora la protección, ya que las víctimas se identifican y se resguardan antes.

No se trata solo de compartir datos. Se trata de trabajar de forma más inteligente juntos, sin comprometer jamás la integridad de la investigación. Y en un mundo donde el volumen de evidencia digital solo va en una dirección, ese tipo de colaboración ya no es opcional: es esencial.