A medida que avanzamos hacia 2023, el interés en la inteligencia artificial ha alcanzado un nuevo pico, y específicamente en cómo se aplica a la tecnología legal y de cumplimiento. Esencialmente, el concepto de IA imita los procesos de pensamiento y razonamiento del cerebro humano y los aplica para ayudar a agilizar y/o automatizar los procesos manuales.
La IA está empezando a encontrar su papel en la ciberseguridad, especialmente en lo que se refiere a filtrar falsos positivos y asumir tareas manuales que consumen demasiado tiempo para los profesionales. También está encontrando un punto de apoyo sólido en el mundo de la ciencia forense digital.
Echemos un vistazo a algunas posibilidades del mundo real con la IA.
Adoptando la IoT
La mayoría de nosotros hemos oído hablar de este acrónimo antes y significa «Internet de las cosas». Aquí es donde están conectados todos los objetos con los que interactuamos tanto en el mundo físico como en el virtual. Algunos ejemplos de esto son Siri y Cortana, los asistentes personales virtuales (VPA) que se encuentran en los sistemas operativos iOS y Windows, respectivamente. Otro es el del Smart Home. Aquí es donde, con solo aplaudir, puedes encender el televisor o incluso empezar a preparar tu taza de café.
Lo mismo ocurre con la ciencia forense digital. Cada parte del proceso de investigación y presentación de pruebas está ahora interconectada, impulsada principalmente por IoT. ¿Podría la IA examinar la estructura de una imagen en bruto tomada por una cámara y vincularla con otras pruebas, como el contenido encontrado en un mensaje de correo electrónico o una publicación en las redes sociales? Mejor aún, ¿podría describir el grado de esa correlación y ofrecer recomendaciones sobre la mejor manera de demostrarla ante un tribunal de justicia? ¿Tomar evidencia aún más nueva y correlacionarla con piezas más antiguas que se han recopilado anteriormente?
Escenarios de «¿Qué pasaría si?»
Es posible que algunas de las pruebas digitales recopiladas en la escena del crimen no resulten tan útiles como otras. Pero la conclusión es que para construir un caso sólido, se deben examinar todas las piezas, incluso si en última instancia tienen el uso más remoto. Aquí es donde puede entrar en juego el papel de construir situaciones hipotéticas. Imagínese si la IA puede ayudar a construir escenarios sólidos de tipo «¿Qué pasaría si?» a partir de estas pruebas menos útiles y mostrar otras formas de intención en las que el criminal también podría haberse embarcado. En otras palabras, la IA puede tomar corazonadas e intuiciones que no se pueden explicar fácilmente y transformarlas en escenarios creíbles del mundo real.
Procesamiento de datos
La IA se puede utilizar para ayudar a descubrir tendencias ocultas en las pruebas que se recopilan. Pero mejor aún, la IA no conoce límites en cuanto a la cantidad de datos que puede procesar y analizar. Por ejemplo, puede analizar terabytes e incluso petabytes de información y datos en sólo unos minutos para encontrar tendencias y correlaciones aún mucho más profundas en los conjuntos de datos. Esto también se conoce como “minería de datos” o “big data”. En este sentido, se utiliza un subconjunto de la IA, conocido como “aprendizaje automático” (“ML”), ya que puede utilizarse para incorporar principios estadísticos altamente complejos en el proceso de extracción de datos.
Nuevas posibilidades forenses basadas en capacidades comprobadas
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